LAS FRONTERAS DE LA LUZ
Georgina Elustondo la revista VIVA del diario Clarín del 13/1/02
Rubén Henning vive en una chacra al sur de Misiones. Tiene 22 años y hace tres un oculista de Posadas le dijo que tenía retinosis pigmentaria y que se quedaría ciego, que no gastara el dinero que no tenía en busca de soluciones, porque no las hallaría. Desesperanzado, dejó de estudiar y abandonó las pastillas que le habían recetado, descuidando la poca visión que le quedaba. Pero hace unos días vino a Buenos Aires y la ciencia lo sorprendió con novedades: aunque no había para él, posibilidades médicas ni quirúrgicas, existía un gran campo de acción en lo que los especialistas llaman visión subnormal o baja visión, una línea muy sutil que delimita la visión de la ceguera. En general, quienes padecen esta discapacidad- causada por patologías como retinosis pigmentaria, glaucoma, diabetes, cataratas, entre otras -, tienen un 10 y 20% de la visión normal total y no ven lo suficiente como para desenvolverse con independencia en su vida cotidiana. "A muchas de estas personas se las terminará sentenciando a la ceguera cuando podrían aprender a utilizar el resto de visión que tienen- dice el especialista Guillermo Arroyo -. El problema que enfrentan estos pacientes es que una vez perdida gran parte de su visión, ésta no puede ser recuperada. Pero hubo grandes avances tecnológicos en este tema y existen elementos que pueden brindarles una limitada pero eficaz ayuda óptica. Hay mucho por hacer".
Para los disminuidos visuales hoy se abre un gran abanico de posibilidades apretadas bajo el rótulo "rehabilitación visual", un proceso individual en el cual se le enseña al paciente a optimizar su remanente de visión y a usar distintos elementos ópticos y no ópticos para que puedan realizar actividades como leer, escribir, trabajar, ver televisión, etc. recuperando autonomía y mejorando su calidad de vida. El tema no es menor y la baja visión no es un problema de pocos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 45 millones de personas ciegas y 135 millones de disminuidos visuales. Y eso no es todo: en los países en vías de desarrollo, el 11% de la población padece deficiencias visuales graves. En Argentina, para hacer frente a esta situación, un grupo de profesionales elaboró el proyecto " EL DERECHO A VER", cuyo fin es hacer un relevamiento en escuelas del interior del país para evaluar a quienes sufren problemas de visión y capacitar a quienes trabajan con ellos (informes: 4802-3500). Rubén, uno de los tantos chicos que recibieron un diagnóstico fulminante cuando tienen otras posibilidades que disfrutar, fue uno de los primeros beneficiados con esta iniciativa. Hoy está en Misiones con tres pares de anteojos especiales, una lapicera con luz, la decisión de volver a estudiar y, sobre todo, muchas ganas de cuidar su escasa visión para cuando la ciencia le ofrezca la solución que aún no tiene. Hoy sabe que lo imposible sólo tarda más en llegar.
DE LEYES Y DERECHOS:
En la Argentina no existe ningún servicio de rehabilitación visual gratuito. Pero la ley 24.901 de prestaciones básicas obliga a las obras sociales a cubrir el tratamiento a cargo de un equipo multidisciplinario. Además, el discapacitado visual puede gestionar un subsidio. Informes: Comisión Nacional de pensiones Asistenciales, 4379-4851 ó 4384-7789.
SUTIL DIFERENCIA ENTRE VER Y NO VER
Profesora Perla Mayo- Especialista en rehabilitación visual.
Son muchas las personas que, por enfermedades congénitas o por problemas durante su crecimiento, son tratadas como ciegas cuando aún conservan un remanente de visión. En estos casos, es importante trabajar para maximizar ese resto útil a través de la rehabilitación y algunos sistemas especiales. Esto, que puede parecer poco desde el punto de vista cualitativo, puede devolverle a un chico la capacidad de integrarse a una escuela común o darle a un abuelo la "fiesta" de ver la sonrisa de sus nietos. Hoy las personas que perciben algo de luz, que todavía cuentan con un remanente visual de al menos una décima, pueden mejorar su calidad de vida y aprender a ver con la zona sana del ojo. Este tratamiento es siempre multidisciplinario: un oftalmólogo sigue la evolución de la patología, un especialista en visión baja determina la funcionalidad del resto visual, un psicólogo acompaña todo el proceso y una maestra de ciegos le enseña a optimizar este remanente. En definitiva, se trata de que la sociedad tome conciencia de que no es que las personas o ven o son ciegas: existe una franja entre el ver y el no ver, y debemos tratarlas e integrarlas como tales.
EL BASTON VERDE
A diferencia del bastón blanco- instrumento de orientación y movilidad de las personas ciegas -, el bastón verde, cuya utilización recién se está implementando en Argentina, identifica a los disminuidos visuales. Quienes lo usan hasta pueden leer, pero ven muy poco y lo necesitan para desplazarse en ciertos lugares.
Para los disminuidos visuales hoy se abre un gran abanico de posibilidades apretadas bajo el rótulo "rehabilitación visual", un proceso individual en el cual se le enseña al paciente a optimizar su remanente de visión y a usar distintos elementos ópticos y no ópticos para que puedan realizar actividades como leer, escribir, trabajar, ver televisión, etc. recuperando autonomía y mejorando su calidad de vida. El tema no es menor y la baja visión no es un problema de pocos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 45 millones de personas ciegas y 135 millones de disminuidos visuales. Y eso no es todo: en los países en vías de desarrollo, el 11% de la población padece deficiencias visuales graves. En Argentina, para hacer frente a esta situación, un grupo de profesionales elaboró el proyecto " EL DERECHO A VER", cuyo fin es hacer un relevamiento en escuelas del interior del país para evaluar a quienes sufren problemas de visión y capacitar a quienes trabajan con ellos (informes: 4802-3500). Rubén, uno de los tantos chicos que recibieron un diagnóstico fulminante cuando tienen otras posibilidades que disfrutar, fue uno de los primeros beneficiados con esta iniciativa. Hoy está en Misiones con tres pares de anteojos especiales, una lapicera con luz, la decisión de volver a estudiar y, sobre todo, muchas ganas de cuidar su escasa visión para cuando la ciencia le ofrezca la solución que aún no tiene. Hoy sabe que lo imposible sólo tarda más en llegar.
DE LEYES Y DERECHOS:
En la Argentina no existe ningún servicio de rehabilitación visual gratuito. Pero la ley 24.901 de prestaciones básicas obliga a las obras sociales a cubrir el tratamiento a cargo de un equipo multidisciplinario. Además, el discapacitado visual puede gestionar un subsidio. Informes: Comisión Nacional de pensiones Asistenciales, 4379-4851 ó 4384-7789.
SUTIL DIFERENCIA ENTRE VER Y NO VER
Profesora Perla Mayo- Especialista en rehabilitación visual.
Son muchas las personas que, por enfermedades congénitas o por problemas durante su crecimiento, son tratadas como ciegas cuando aún conservan un remanente de visión. En estos casos, es importante trabajar para maximizar ese resto útil a través de la rehabilitación y algunos sistemas especiales. Esto, que puede parecer poco desde el punto de vista cualitativo, puede devolverle a un chico la capacidad de integrarse a una escuela común o darle a un abuelo la "fiesta" de ver la sonrisa de sus nietos. Hoy las personas que perciben algo de luz, que todavía cuentan con un remanente visual de al menos una décima, pueden mejorar su calidad de vida y aprender a ver con la zona sana del ojo. Este tratamiento es siempre multidisciplinario: un oftalmólogo sigue la evolución de la patología, un especialista en visión baja determina la funcionalidad del resto visual, un psicólogo acompaña todo el proceso y una maestra de ciegos le enseña a optimizar este remanente. En definitiva, se trata de que la sociedad tome conciencia de que no es que las personas o ven o son ciegas: existe una franja entre el ver y el no ver, y debemos tratarlas e integrarlas como tales.
EL BASTON VERDE
A diferencia del bastón blanco- instrumento de orientación y movilidad de las personas ciegas -, el bastón verde, cuya utilización recién se está implementando en Argentina, identifica a los disminuidos visuales. Quienes lo usan hasta pueden leer, pero ven muy poco y lo necesitan para desplazarse en ciertos lugares.