Testimonios de no videntes
Aporte de Mili, estudiante de Derecho de la UBA:
“Ustedes son increíbles! Estoy muy contenta de que hayan aparecido en un momento muy difícil para mí. Ya que además de ayudarme me aconsejan como tengo que manejarme en la Facu!”
Testimonio de Elida GRIRO - Enero, 21 de 2002
¡LUMEN, rayo de Luz que ilumina la fuerza interior de sus integrantes!!
¡¡Eres esperanza de todos los que te necesitamos!!
Al poco tiempo del nacimiento de LUMEN, he comenzado a recibir los beneficios de este notable emprendimiento. Hace diez años que concurro al ciego para ciegos y disminuidos visuales de San Fernando; a esta Institución concurrimos muchas personas imposibilitadas para leer textos comunes y que por diversos motivos no pudimos aprender a hacerlo en el sistema Braille; por lo tanto formamos grupos que esperamos ansiosos la llegada de los lectores.
Ellos con su buena voluntad nos leen sobre variados temas, enriqueciendo nuestra cultura general.
Como también tengo hijos ciegos, he recibido en mi domicilio los beneficios de LUMEN.
Actualmente tengo como mi lectora exclusiva a la Sra. Ianka Lopacki, a la que quiero expresarle todo mi elogio y agradecimiento haciéndolo extensivo a todos sus compañeros.
¡ Cómo no hacerlo si son todo entrega sin esperar nada!
Ianka ha llegado a mi casa, en época de verano, empapada de transpiración; y en invierno empapada de lluvia. Y ella como si nada.
Quiero decir francamente que al principio no entendía que es lo que llevaba a estas personas a ofrecernos tantos beneficios, pero ahora que los conozco a todos he comprobado que llevan en su interior el gran deseo de entregarse, por amor, a todos los que los necesitan y percibo la gran satisfacción que sienten por hacerlo.
Cómo dejar en estas líneas mis sinceras palabras de elogio a todos los que componen este grupo, especialmente a su fundadora.
Como las palabras no alcanzan para agradecer, pido a Dios que los acompañe siempre y fortalezca esta obra maravillosa que realizan.
¡¡Eres esperanza de todos los que te necesitamos!!
Al poco tiempo del nacimiento de LUMEN, he comenzado a recibir los beneficios de este notable emprendimiento. Hace diez años que concurro al ciego para ciegos y disminuidos visuales de San Fernando; a esta Institución concurrimos muchas personas imposibilitadas para leer textos comunes y que por diversos motivos no pudimos aprender a hacerlo en el sistema Braille; por lo tanto formamos grupos que esperamos ansiosos la llegada de los lectores.
Ellos con su buena voluntad nos leen sobre variados temas, enriqueciendo nuestra cultura general.
Como también tengo hijos ciegos, he recibido en mi domicilio los beneficios de LUMEN.
Actualmente tengo como mi lectora exclusiva a la Sra. Ianka Lopacki, a la que quiero expresarle todo mi elogio y agradecimiento haciéndolo extensivo a todos sus compañeros.
¡ Cómo no hacerlo si son todo entrega sin esperar nada!
Ianka ha llegado a mi casa, en época de verano, empapada de transpiración; y en invierno empapada de lluvia. Y ella como si nada.
Quiero decir francamente que al principio no entendía que es lo que llevaba a estas personas a ofrecernos tantos beneficios, pero ahora que los conozco a todos he comprobado que llevan en su interior el gran deseo de entregarse, por amor, a todos los que los necesitan y percibo la gran satisfacción que sienten por hacerlo.
Cómo dejar en estas líneas mis sinceras palabras de elogio a todos los que componen este grupo, especialmente a su fundadora.
Como las palabras no alcanzan para agradecer, pido a Dios que los acompañe siempre y fortalezca esta obra maravillosa que realizan.
Testimonio de Ruben Ormeño
Rubén Ormeño quedó ciego hace 7 años. Su esposa Elena lo apoya y acompaña permanentemente. En 1999 conoció a la coordinadora de LUMEN en un taller organizado por AMIA en el Congreso Nacional.
Demoró en conseguir colegio porque no encontraba uno Municipal.
Algo para destacar de su historia es que tardó más de dos años en agarrar el bastón. Cuando llegó por primera vez a la escuela y escuchó el ruido de los bastones, quiso huir despavorido, pensando dónde se había metido a los 30 y pico de años. Cuando fue a la primera entrevista con la psicóloga en la escuela, se lo hizo tocar por primera vez y lo soltó como si le quemara. La psicóloga le dijo que mejor se acostumbrara a agarrarlo porque iba a ser sus ojos.
-El problema lo tenés vos, no el bastón.
-¿Quién me va a enseñar movilidad?
-Yo. ¿Tenés bastón?
-No. ¿Dónde se compra?
Le dio la dirección. No le alcanzaba la plata para comprar el bastón, la pizarra y el punzón.
Llamó a radio Rivadavia, al programa de Llamas de Madariaga. Explicó su problema. Pasaron su pedido al aire. Al rato un grupo de tacheros llamó preguntando el precio y diciendo que iba a hacer una colecta.
Una señora ciega tenía uno arqueado, pero para empezar servía.
Recibió algunos otros llamados.
Lo llamaron de la producción diciendo que si no lo conseguía el Sr. Llamas de Madariaga se lo iba a comprar.
Un desocupado, el Sr. Carlos Crossi, oyó el pedido a las 19 hs. A las 20 hs. le estaban embalando todo en la Biblioteca y le pedía la dirección para llevárselo a su casa el sábado al mediodía. Se hicieron buenos amigos.
A los 40 días se largó solo a la sociedad, viajando en colectivo y subte; se sentía con la misma alegría y excitación que un chico con un chiche nuevo.
Su mayor trauma era el qué dirán de los vecinos.
-¡Uh! ¿Qué le pasó Rubén? ¡Qué lástima!
-Yo no estoy lastimado; nada más que no veo.
En el barrio hay muchas señoras mayores, y después que hacen los quehaceres domésticos se ponen a ver quién pasa y quién no...
Le pidió a la familia que no le tuviera lástima, que lo tratara igual que antes...
Demoró en conseguir colegio porque no encontraba uno Municipal.
Algo para destacar de su historia es que tardó más de dos años en agarrar el bastón. Cuando llegó por primera vez a la escuela y escuchó el ruido de los bastones, quiso huir despavorido, pensando dónde se había metido a los 30 y pico de años. Cuando fue a la primera entrevista con la psicóloga en la escuela, se lo hizo tocar por primera vez y lo soltó como si le quemara. La psicóloga le dijo que mejor se acostumbrara a agarrarlo porque iba a ser sus ojos.
-El problema lo tenés vos, no el bastón.
-¿Quién me va a enseñar movilidad?
-Yo. ¿Tenés bastón?
-No. ¿Dónde se compra?
Le dio la dirección. No le alcanzaba la plata para comprar el bastón, la pizarra y el punzón.
Llamó a radio Rivadavia, al programa de Llamas de Madariaga. Explicó su problema. Pasaron su pedido al aire. Al rato un grupo de tacheros llamó preguntando el precio y diciendo que iba a hacer una colecta.
Una señora ciega tenía uno arqueado, pero para empezar servía.
Recibió algunos otros llamados.
Lo llamaron de la producción diciendo que si no lo conseguía el Sr. Llamas de Madariaga se lo iba a comprar.
Un desocupado, el Sr. Carlos Crossi, oyó el pedido a las 19 hs. A las 20 hs. le estaban embalando todo en la Biblioteca y le pedía la dirección para llevárselo a su casa el sábado al mediodía. Se hicieron buenos amigos.
A los 40 días se largó solo a la sociedad, viajando en colectivo y subte; se sentía con la misma alegría y excitación que un chico con un chiche nuevo.
Su mayor trauma era el qué dirán de los vecinos.
-¡Uh! ¿Qué le pasó Rubén? ¡Qué lástima!
-Yo no estoy lastimado; nada más que no veo.
En el barrio hay muchas señoras mayores, y después que hacen los quehaceres domésticos se ponen a ver quién pasa y quién no...
Le pidió a la familia que no le tuviera lástima, que lo tratara igual que antes...
LUMEN: una luz en las tinieblas por María Ester Maruri - 1996
En el puerto de Buena Esperanza hay amarrada una nave llamada Solidaridad. El puerto es seguro, de aguas mansas y brisa suave, mecido por el vaivén de las olas y asegurado con amarras de amor.
La tripulación de la nave es voluntaria y no recibe ni pagos, ni tributos, ni prebendas. Cada amanecer iza sus velas y su maderamen cruje al golpe de las olas que lo embisten. No hay borrasca, ni niebla, ni tempestad que lo aparten de su rumbo pues es comandado por un sabio capitán de mano diestra y conducta intachable.
El mascarón de proa es un ángel que con sus alas extendidas va abriendo un camino entre mares procelosos y profundidades ocultas. Lleva en su bodega un precioso tesoro; no como el de los barcos piratas buscados aún ahora afiebrados por fortunas ocultas. Estos bucean en el corazón y en el alma de sus semejantes. Hago esta comparación porque la tripulación de Lumen voluntarias lectoras que sacan horas a su descanso para acompañar, leer y conversar con personas no videntes, parapléjicos, ancianos en geriátricos y personas con tratamientos oncológicos.
Su capitán se llama Diana Agrest y todos los martes desde hace ya cinco años está presente en su oficina cedida gentilmente por la Municipalidad de Vicente López en su Casa de la Cultura, R. Gutierrez 1060. Para regocijo de sus colaboradores cada vez es mayor el número de voluntarios; por eso yo, favorecida por ellos, quiero dar con mi testimonio el agradecimiento eterno hacia aquellos que me hacen la vida más llevadera, pues soy no vidente.
La vida, no siempre es placentera, estamos cargados de ansiedades. Disponga pues de su ansiedad de dar, y recibir como paga un agradecimiento eterno.
La tripulación de la nave es voluntaria y no recibe ni pagos, ni tributos, ni prebendas. Cada amanecer iza sus velas y su maderamen cruje al golpe de las olas que lo embisten. No hay borrasca, ni niebla, ni tempestad que lo aparten de su rumbo pues es comandado por un sabio capitán de mano diestra y conducta intachable.
El mascarón de proa es un ángel que con sus alas extendidas va abriendo un camino entre mares procelosos y profundidades ocultas. Lleva en su bodega un precioso tesoro; no como el de los barcos piratas buscados aún ahora afiebrados por fortunas ocultas. Estos bucean en el corazón y en el alma de sus semejantes. Hago esta comparación porque la tripulación de Lumen voluntarias lectoras que sacan horas a su descanso para acompañar, leer y conversar con personas no videntes, parapléjicos, ancianos en geriátricos y personas con tratamientos oncológicos.
Su capitán se llama Diana Agrest y todos los martes desde hace ya cinco años está presente en su oficina cedida gentilmente por la Municipalidad de Vicente López en su Casa de la Cultura, R. Gutierrez 1060. Para regocijo de sus colaboradores cada vez es mayor el número de voluntarios; por eso yo, favorecida por ellos, quiero dar con mi testimonio el agradecimiento eterno hacia aquellos que me hacen la vida más llevadera, pues soy no vidente.
La vida, no siempre es placentera, estamos cargados de ansiedades. Disponga pues de su ansiedad de dar, y recibir como paga un agradecimiento eterno.
Testimonio de Lilian Vadell
Tengo una ceguera adquirida hace 14 años. Después de haberme rehabilitado y dar vueltas, me decidí a seguir una carrera que me gustara. Al hecho de no poder leer, la solución fue LUMEN que realmente a mí no solamente desde el estudio sino también desde lo recreativo. Estoy trabajando con un grupo de lectoras (Celeste, Débora, Susana y Alejandra que también me enseña francés), y gracias al apoyo y a la ayuda de ellas pude solucionar todos los problemas de estudio.
La vista es uno de los sentidos más maravillosos que tiene el ser humano, pero no deja de ser un accesorio. Hay que hacer un buen duelo, resignarse y una buena rehabilitación y a partir de ahí decidir qué hacer en esta nueva etapa de la vida.
La vista es uno de los sentidos más maravillosos que tiene el ser humano, pero no deja de ser un accesorio. Hay que hacer un buen duelo, resignarse y una buena rehabilitación y a partir de ahí decidir qué hacer en esta nueva etapa de la vida.